¿Qué son los acúfenos?

Es la percepción de un sonido en un oído, ambos o “en la cabeza” sin que haya una fuente externa que lo produzca. El acúfeno en sí no es una enfermedad sino un síntoma (como la fiebre) que puede estar asociado a múltiples patologías, no sólo del oído. El paciente percibe un ruido y lo describe de formas muy variadas (timbre, campanilla, chicharra, viento, goteo, pitido, soplido); se ha intentado asociar sus características con diagnósticos concretos, aunque dichas características sólo son útiles en algunos casos.

A pesar de ser extraordinariamente frecuente y de aparecer a cualquier edad y sin predominio de sexo hay que tener claro que sólo en muy pocos casos representa un verdadero problema para el paciente. Nuestro cerebro está bombardeado constantemente por multitud de estímulos que nos volverían locos si no se filtraran; dicho filtro elimina estímulos a los que no se asocia una “carga emocional” o “sensación de peligro o amenaza”. En muy pocos casos la causa del acúfeno constituye una amenaza vital para el paciente, pero si éste lo percibe como tal, se le asocia una “carga emocional” y no deja de oírse, pudiendo llegar a interferir con su trabajo, sueño y vida en general.

¿ Qué los causan?

El acúfeno no es una enfermedad en sí mismo, sino un síntoma. Sus causas son numerosísimas, tanto entre las enfermedades del oído o la vía nerviosa auditiva, como en enfermedades del organismo. También pueden ser causados no por las enfermedades, sino por los tratamientos que se dan para tratarlas.

De entre las causas “del oído” más frecuentes podemos encontrar: tapones de cera, infecciones, moco, perforación de tímpano, otoesclerosis; en estos casos es probable que, junto con el acúfeno, el paciente presente disminución de su audición.

De entre las causas generales que pueden causarlos están la hipertensión, diabetes, alteraciones del tiroides, dislipemias (colesterol/triglicéridos), entre otras muchas.

Algunas actividades profesionales y/o deportivas pueden causarlos o empeorarlos, como el buceo extremo (fundamentalmente con botellas, pero también en apnea), exposición prolongada a ruidos fuertes (cazadores, militares, herreros, telares), uso de auriculares a volumen extremo.

¿ Cómo se diagnostican?

El primer paso del diagnóstico es la HISTORIA CLINICA, que nos informará sobre el tiempo de instauración, de su intensidad y de si hay síntomas acompañantes (sensación de oído lleno, hipoacusia, hiperacusia); hay que interrogar al paciente sobre la existencia de antecedentes médicos no relacionados con el oído (alteraciones de la tensión arterial, del azúcar, del tiroides, cambios recientes en alguna medicación, accidentes o traumas de columna o cervicales); también sobre antecedentes familiares de enfermedades del oído.

El siguiente paso es realizar una OTOSCOPIA, inspección del oído externo y medio. Cuando la causa del acúfeno está en el conducto auditivo (tapón de cera) o en el oído medio (otitis media aguda, secuelas postotíticas) podemos identificarla y guiará el resto de las exploraciones. En caso de que el problema no esté en el oído o esté en el oído interno, la otoscopia será normal.

La AUDIOMETRÍA es una prueba importante ya que muchas de las patologías del oído que pueden causar el acúfeno, también pueden alterar la audición. El problema es que es una prueba subjetiva y hay pacientes que confunden sus pitidos con el estímulo. En todo caso, es una exploración que debe hacerse.

Otro paso importante es la VALORACIÓN del impacto del acúfeno en la calidad de vida del paciente y el estrés que éste le provoca. Para ello no hay estudios directos, por lo que aplicamos cuestionarios estandarizados y validados (ej Tinnitus Handicap Inventory).

Hay que explorar específicamente la articulación temporo-mandibular, ya que su patología se asocia con frecuencia a la aparición de acúfenos. Los análisis de sangre y las pruebas radiológicas (fundamentalmente de cráneo y columna) son un complemento de las anteriores.

Aunque en la inmensa mayoría de los casos la causa de los acúfenos es inocua para el paciente, en algunos no lo es, por lo que un estudio exhaustivo es necesario aunque sólo sirva para descartar esas pocas causas potencialmente peligrosas para el paciente.

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