Detección, estudio y tratamiento de las pérdidas de audición. En adultos, las pérdidas de audición pueden deberse a diversas causas. Las congénitas son aquellas con las que nacemos y tenemos desde la infancia; las hereditarias son las que se nace con la predisposición a padecerlas y se desarrollan a lo largo de la vida. Las adquiridas son aquellas que se deben a secuelas de enfermedades padecidas a lo largo de la vida o por exposición prolongada a ruido intenso, sustancias tóxicas o determinados medicamentos.

Las pérdidas de audición pueden ser neurosensoriales (aquellas que afectan al caracol o al nervio auditivo) o transmisivas (aquellas que afectan al conducto auditivo, tímpano o cadena de huesecillos). Mediante una cuidadosa historia clínica, una exploración en consulta con otoendoscopio y otomicroscopio así como determinadas exploraciones complementarias como audiometría, impedanciometría u otras más específicas como potenciales evocados auditivos, TAC o resonancia magnética del oído, podemos recopilar la información necesaria para determinar el tipo y el grado de pérdida de audición, así como determinar la mejor vía de actuación (tratamiento, seguimiento, intervención o adaptación).

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