¿Qué es?
Es una dehiscencia (rotura) del tímpano; su forma, localización y tamaño son totalmente variables. No tiene predominancia de sexo y pueden producirse por múltiplas causas (infecciosas, traumáticas, degenerativas) que condicionarán la edad de presentación o si serán uni o bilaterales y únicas o múltiples.
¿ Por qué aparecen?
La causa más frecuente es como consecuencia de infecciones de repetición (tras perforarse en múltiples ocasiones, el tímpano ya no puede cerrarse). Otra causa frecuente es la traumática, ya sea por el cuerpo extraño o por presión (barotrauma). Si introducimos un cuerpo extraño, puede perforar el tímpano al alcanzarlo; en ocasiones, un trauma externo del oído (manotazo, caer sobre el agua, golpe contra ventanilla de coche) genera una onda de presión que, al alcanzar el tímpano, lo desgarra. El barotrauma también puede presentarse al no poder compensar cambios de presión al volar o bucear.
¿ Qué síntomas tiene?
La perforación timpánica es una secuela (de infecciones, de traumas, de barotraumas, etc), una cicatriz. El dolor o la hemorragia pueden aparecer cuando se produce, pero luego desaparecen. El síntoma que no desaparece es la pérdida de audición (mayor o menor en función del tamaño o número de perforaciones) o las infecciones de repetición al entrar agua a través de la perforación.
¿ Cómo se diagnostica?
Se realiza mediante la otoscopia, que es mirar el tímpano a través del conducto auditivo, para lo cual, a veces, hay que limpiar antes el conducto de cera o restos de supuración. En ocasiones, las perforaciones se cierran con un tejido mucho más fino y transparente que el resto del tímpano (epitelización en ala de mosca), dando la apariencia de una perforación.
¿Cómo se trata?
Las infecciones que favorece se tratan con gotas en el oído o antibióticos orales si son muy intensas. Muchas de las perforaciones traumáticas cierran solas si no son muy grandes. Inmediatamente que se producen hay que evitar que entre agua en el oído (para evitar las infecciones) y sonarse (al salir aire por la perforación, no deja que cierre). Si en unos meses no se ha cerrado, la única opción es cerrarla mediante la colocación de un injerto (Miringoplastia), que reconstruye el tímpano, mejorando la audición y evitando las infecciones por agua. Si el paciente es un niño, se suele esperar a que tenga más de 8 o 9 años (aunque puede hacerse antes si es necesario). La cirugía funciona en la mayoría de los casos (menos en niños pequeños, por eso se espera); si falla la primera vez, puede repetirse.
¿Pueden ser peligrosas?
Una vez se han producido, su principal peligro es que facilitan infecciones de repetición que pueden llegar a producir lesiones en oído medio o interno, provocando pérdidas de audición más importantes o que no mejorarán al reconstruir el tímpano. En personas mayores hacen que no se les pueda poner un audífono.